Presentación

El presente trabajo ha sido elaborado por dos excelentes alumnas que cursan la asignatura de Geología de 2º de bachillerato en el IES la Creueta de Onil (Alicante), coordinadas por su insufrible profesor de la materia.

Sin duda alguna, las siguientes páginas constituyen el resultado de un inédito y práctico trabajo en equipo de descubrimiento del propio medio donde vivimos en contraste con las aburridas y tensas clases teóricas que se imparten en estos altos niveles de la educación secundaria superior.

Como ya dijeron autores como Leonardo da Vinci, no se puede amar lo que no se conoce, ni defender lo que no se ama; cuánto más sentido cobra esta afirmación cuando de entrada ya se ama una cosa incluso antes de conocerla en profundidad. El ser humano conoce ya en general lo que ama –decía S. Agustín-, pero anhela percibir el detalle.   

Vamos, pues, a percibir el detalle de lo que tanto amamos y profundizar en lo que ya conocemos con el fin de amarlo algo más y poder, de esta manera, defender algún día lo que realmente amamos y conocemos.

Y, por cierto, las fotografías que se incluyen en este trabajo han sido realizadas sin duda por el grupo de trabajo, excepto en aquellas que se indique lo contrario.


La Sierra de Onil con el pueblo en su base

Introducción

Hola:

Os saludamos desde Onil (Alicante). Somos dos compañeras de la clase de 2º de bachillerato del instituto IES la Creueta, Tatiana Pessano Serrat y Vanesa Blázquez Juan, y estamos cursando como optativa geología. Somos amigas, con lo cual nos ha sido muy fácil reunirnos para trabajar en el proyecto. Nos hemos organizado para que siempre estuviésemos disponibles para ir a trabajar en este proyecto.

El de la derecha es nuestro profesor de Geología, Juan Pablo. Sin él nuestro proyecto no habría visto la luz, dando el visto bueno y revisando los datos obtenidos, fijando el rumbo.

Hemos realizado un estudio para conocer el origen de la sierra de Onil y así poder saber cómo era en la antigüedad. Mediante la observación del entorno que nos rodeaba diariamente, nos hicimos una serie de preguntas como: ¿por qué encontramos fósiles marinos en la sierra de Onil?, ¿dónde se han formado?, ¿cuándo?, ¿cómo han ido cambiando éstas montañas a lo largo de los años?

Estas preguntas nos surgieron tras un paseo por la sierra de Onil, la cual se encuentra actualmente a unos 1000 metros sobre el nivel del mar, y donde hayamos numerosas rocas con fósiles. Fue en ese momento cuando nos preguntamos qué fósiles eran, de qué época eran, en qué ambiente y clima vivían y en qué tipo de rocas los encontrábamos.

Gracias a nuestra investigación hemos logrado reconstruir el pasado de nuestra tan querida sierra de Onil.

Justificación

El Planeta Tierra es el planeta donde nosotros vivimos y habitamos. Si uno pensara en todo lo que contiene nuestro planeta, sus grandes cordilleras, sus bastos océanos, en la cantidad de especies que conviven, termina por darse cuenta que la Tierra es inmensa y que ofrece un equilibrio perfecto propio de la madre Naturaleza.

La Tierra comenzó su origen hace más de cuatro mil quinientos millones de años, aunque la vida surgió mucho después, aproximadamente unos cuatro mil millones de años atrás. La Geología es precisamente la ciencia que se ocupa de estudiar el origen y desarrollo de nuestro planeta y es el geólogo quien, a través de su trabajo, echa hacia atrás la manillas del reloj del tiempo.

A través de la observación de las rocas, de los meteoritos, materia primigenia del sistema solar, leyendo las enormes páginas pétreas de ese gran libro que es la corteza terrestre donde está grabada la historia apenas contada del mundo en que vivimos, el ser humano intenta recrear lo que desconoce y admira a través de su limitado conocimiento.

Hoy sabemos que la Tierra se formó hace 4.566 millones de años. Los isótopos de los elementos químicos nos han permitido datar las rocas de todas las edades, desde las más viejas o arcaicas, pasando por las proterozoicas hasta las fanerozoicas.

El eón Fanerozoico, o sea, el que comprende los últimos 600 millones de años, contiene, además, fósiles que representan la vida de organismos de otros tiempos, entre los cuales se reconocen a los representantes de las diferentes eras.

La paleontología tiene hoy día cientos de ramas y miles de especialistas. Las rocas han conservado los restos fósiles de invertebrados, vertebrados, plantas y microorganismos que son estudiados por los paleontólogos y utilizados para determina la edad, ambiente y clima donde estos vivieron.

Los fósiles tienen un doble valor ya que nos informan sobre la antigüedad de las rocas que los contienen pero también cuál era el ambiente en que fueron sepultados. Las rocas que contienen fósiles son las sedimentarias. Los apilamientos de miles de metros de rocas sedimentarias forman estratos. Todas las rocas sufren deformaciones por las fuerzas que actúan en la corteza, doblándose en pliegues o rompiéndose por fallas, formando las grandes cordilleras de nuestro planeta.

Por todo ello, es de gran interés e importancia conocer el origen de las sierras que nos rodea desde que éramos niñas así como conocer su historia y evolución.

Objetivos

El motivo principal de esta investigación es averiguar el origen de la Sierra de Onil. Para ello, nos proponemos conseguir los siguientes objetivos:

- Determinar el tipo de roca principal de que está formada la Sierra de Onil.
 
- Determinar indicios que nos indiquen cómo y dónde se originó.

- Buscar y encontrar fósiles guía para averiguar de qué época eran y en qué ambiente y clima vivían.

- Datar la edad aproximada de la Sierra de Onil y cuándo se produjo su elevación.

- Corroborar, mediante la aportación de pruebas, que la sierra de Onil se ha formado según nos dice la literatura geológica.

De esta manera, nuestra hipótesis de partida quedaría planteada de la siguiente manera:

“La sierra de Onil se ha originado en el mar y, posteriormente, debido a las fuerzas tectónicas, habría emergido ocupando el lugar donde la encontramos actualmente”.

Información adicional

Para poder comprender mejor los contenidos de este trabajo, debemos tener en cuenta la información que aportamos en los apartados siguientes.

La escala del tiempo geológico

La escala de tiempo geológico es el marco de referencia para representar los eventos de la Historia de la Tierra y de la vida ordenados cronológicamente. Establece divisiones y subdivisiones de las rocas según su edad relativa y del tiempo absoluto transcurrido desde la formación de la Tierra hasta la actualidad. Esta escala es elaborada por la Unión Internacional de Ciencias Geológicas (IUGS). Nos ha sido de gran utilidad para datar los fósiles que encontramos y situar los acontecimiento que ha sufrido nuestra sierra en el tiempo.
 

Fuente: IGME

Los fósiles guía

Un fósil guía, fósil índice o fósil característico es un resto paleontológico o arqueológico cuya presencia puede servir para datar con cierta precisión la unidad estratigráfica en la que se encuentra. Esto se debe a que son exclusivos de una determinada época de la historia geológica e indicadores de un determinado paleoambiente o paleoclima.

Por lo general, los taxones del pasado que dieron lugar a los fósiles guía tuvieron una duración muy corta, lo que hace que su presencia se limite a un tiempo geológico muy concreto. Es decir, si aparece un fósil guía en un estrato, dicho estrato puede ser datado con bastante exactitud. No obstante, también es cierto que unos fósiles resultan más útiles que otros en la datación de rocas.

En biocronología la razón de esta utilidad se debe a que la evolución es irreversible, lo que hace que una línea filogenética cambie con el tiempo sin que sea posible que vuelva hacia atrás. Es decir, el registro fósil no se puede repetir, no retrocede. Además, el criterio de aparición y desaparición de determinadas especies permite establecer divisiones estratigráficas relativamente fiables.

Las condiciones idóneas para que un fósil sea un buen indicador cronoestratigráfico son, en primer lugar, que pertenezca a un linaje que evolucione rápidamente, de modo que sólo aparezcan en un rango mínimo de estratos. En segundo lugar, que tengan una dispersión geográfica lo suficientemente amplia como para que puedan establecerse correlaciones entre yacimientos alejados. Por último, que no se trate de especies raras, difíciles de encontrar, y que sean abundantes en cualquier clase de yacimiento.

Entre la información que aportan los fósiles guía estaría:

- La edad de un estrato. Por ejemplo, si la roca contiene restos de fósiles de arqueociatos, que solo vivieron durante el Cámbrico, dicho estrato debe de haberse formado durante ese periodo.

- El clima y el ambiente de la región durante el periodo de su formación. Así, si un coral determinado vivía solo en mares cálidos, limpios y de poco fondo, los sedimentos que originaron la roca que contenga sus restos fósiles tendrán que haberse depositado expuestos a ese clima, siguiendo el principio del actualismo enunciado por Charles Lyell (1797-1875).

- También sirven para inferir las relaciones temporales entre estratos rocosos situados en lugares alejados. Si dos estratos alejados contienen fósiles pertenecientes a los mismos taxones, probablemente se habrán formado durante la misma edad.

Los Foraminíferos

Los foraminíferos son unos organismos eucariotas unicelulares (protozoos) que aparecieron ya en el periodo Silúrico, hace unos 440 millones de años, y que han perdurado hasta la actualidad. Habitan principalmente las aguas marinas y están provistos de unas conchas calcáreas que quedan fácilmente preservadas en el registro fósil, hecho que los hace muy útiles como fósiles guía.

Muchos de ellos poseen un tamaño considerable para ser unicelulares (macroforaminíferos), ya que oscilan entre poco menos de 1 cm y los 20 cm, suelen ser carnívoros y viven sobre el fondo marino. Otros poseen un tamaño comprendido entre 0´1 mm y 1 mm (microforaminíferos) son planctónicos y herbívoros. Algunos de ellos viven en simbiosis con organismos fotosintéticos, por lo que se localizan cerca de la superficie o en fondos marinos donde puede llegar la luz.

En mares cálidos hay numerosas especies mientras que en los mares fríos el número de especies es escaso. Los foraminíferos registran con bastante precisión en sus conchas la salinidad y temperatura de las aguas, por lo que son excelentes indicadores paleoclimáticos. La extinción masiva de estos organismos indica grandes catástrofes.

Entre ellos, los Nummulites vivieron en los mares del Paleoceno y el Eoceno, hace entre 66 y 40 millones de años. Sus conchas se encuentran frecuentemente en estratos de esta época y pueden alcanzar 6 cm de diámetro. Son comunes en las rocas del antiguo Mar de Tetis, particularmente en rocas calizas del Eoceno depositadas en torno al actual Mediterráneo (por ejemplo, Egipto o España). Tienen un gran interés como fósiles guía para datar estas dos épocas.

Los nummulites que existen en las rocas cercanas al monte Olimpo, eran considerados en la antigua Grecia como lentejas petrificadas procedentes de los banquetes de los dioses, o de los restos de las comidas de los esclavos que las construyeron las pirámides en el caso del Antiguo de Egipto.

Nummulites es un diminutivo de la palabra latina “nummulus” que significa pequeña moneda, debido a su forma, según nos describe el Diccionario de la Real Academia de la Lengua.
 
Fuente: Geoparque de Sobrarbe

Fuente: Antonio Ramos Jiménez en www.regmurcia.es

Las rocas calcáreas

Muchas montañas de la Península están formadas por rocas calcáreas -o también conocidas como calizas-, especialmente la mitad oriental y meridional, como bien se explica en el libro digital “España en mapas” del Instituto Geográfico Nacional.

Para reconocer este tipo de rocas, los geólogos aplican una gota de ácido clorhídrico (HCl), de tal manera que si salen burbujas lo será. La reacción que se produce es la siguiente:

CaCO3 + 2HCl = CO2 + CaCl2 + H2O
 
La caliza, formada por CaCO3 (carbonato cálcico) se deshace para formar CO2 (dióxido de carbono), que producirá las burbujas porque surge en forma de gas, CaCl2 (cloruro de calcio) y agua.

La caliza es una roca sedimentaria compuesta mayoritariamente por carbonato de calcio (CaCO3), aunque frecuentemente presenta trazas de magnesita (MgCO3) y otros carbonatos. También puede contener pequeñas cantidades de minerales como arcilla, hematites, siderita, cuarzo, etc., que modifican (a veces sensiblemente) el color y el grado de coherencia de la roca.

Geología de la provincia de Alicante

Según Estévez et al. (2004), la provincia de Alicante está incluida, en su totalidad, en la Cordillera Bética, que se formó durante el plegamiento alpino, hace unos 100 millones de años. En ella están representados los dos grandes dominios de este orógeno alpino: las zonas externas al norte y las zonas Internas al sur. Además, sobre estos dos dominios se apoyan un conjunto de cuencas sedimentarias de edad neógeno-cuaternaria.

También existe una gran variedad de formaciones kársticas, afloramientos relacionados con la posible desecación del Mediterráneo, estructuras tectónicas ligadas a la evolución de este orógeno alpino, muchas de ellas aún activas, y estructuras diapíricas debido a la presencia de arcillas y evaporitas triásicas.

Pero, ¿de qué están compuestas las rocas de Alicante? Según la web “Senderos de Alicante”, de la Diputación de Alicante, podemos leer que las plataformas del antiguo Tethys se depositaban principalmente dos componentes: arcilla y carbonato cálcico. La arcilla procedía de la erosión de los relieves emergidos al norte, en Iberia. El carbonato cálcico provenía en su mayor parte de caparazones de pequeños organismos planctónicos que se acumulaban en el fondo. La mezcla de estos dos componentes en diferentes proporciones da lugar a diferentes tipos de rocas sedimentarias carbonatadas que, con mucha diferencia, son las más abundantes de la provincia de Alicante (calizas, calizas margosas, margas, margocalizas, etc.).

Al inicio del Jurásico, las aguas del Tethys inundaron las tierras emergidas del sur de Iberia donde previamente, durante el Triásico, se situaban los ríos y lagunas costeras. Se formó una plataforma marina de grandes dimensiones donde se depositaron lodos carbonatados que con el paso del tiempo se transformaron en calizas y dolomías. Así continuó la historia durante muchos millones de años, desde el Jurásico hasta finales del Paleógeno. El resultado de este proceso fue una acumulación de varios miles de metros de capas de rocas. Estas rocas carbonatadas marinas constituyen casi la totalidad de las sierras alicantinas, a excepción de las de Orihuela y Callosa que tienen un origen diferente.

Las rocas sedimentarias se caracterizan por presentarse en capas o estratos. Un estrato es un nivel de roca limitado por dos superficies en general planas. Cada estrato se ha depositado en unas condiciones sedimentarias determinadas más o menos constantes. Cuando estas condiciones cambian o se interrumpe la sedimentación se forman estas superficies de estratificación. Estos estratos son como las páginas de un inmenso libro en el que está escrita una larga historia de varios miles de millones de años.

Los sedimentos, con el paso del tiempo, se convierten en rocas sedimentarias. El lodo calcáreo se transforma en calizas y margas. Durante este cambio, conocido como diagénesis, el sedimento original pierde porosidad, se compacta y, en ocasiones, en sus poros precipitan sustancias disueltas en los fluidos intersticiales. Todo ello provoca un endurecimiento del material hasta convertirlo en roca. Los restos más resistentes de los organismos que poblaban el fondo del mar terminan convirtiéndose en fósiles. También pueden aparecer depósitos de nuevos minerales entre los originalmente formados como es el caso del sílex, el cuál es frecuente encontrarlo entre los grandes depósitos de rocas calcáreas.

Geología de la Foia de Castalla


En la web del Instituto Geológico y Minero de España (IGME) podemos encontrar mapas geológicos de toda España. La Sierra de Onil la encontramos representada en la hoja 846, la cual recoge, además, las motañas de todo el valle conocido como Foia de Castalla, al cual pertenece nuestra sierra.

En este mapa observamos todos los tipos de formaciones y rocas que hay en nuestra zona. Así, vemos que en nuestra sierra hay materiales desde el Triásico a la actualidad, pasando por el Paleógeno y el Neógeno.
 

Fuente: IGME

Materiales y métodos

Para llevar a cabo nuestro proyecto de investigación, hemos utilizado el siguiente MATERIAL:
  • Un pico de geólogo. Así, podremos partir las rocas fácilmente para observar si hay fósiles en su interior y poder recoger muestras más pequeñas.
  • Una lupa binocular. Para poder observar los fósiles más pequeños encontrados.
  • Ácido clorhídrico (HCl) diluido al 10%. Para poder determinar si las rocas son sedimentarias, ya que éstas reaccionan cuando se lo echamos encima.
  • Navaja. Para extraer fósiles y muestras pequeñas.
  • Botella de vidrio. Para determinar la dureza de las rocas.
  • Muestras de rocas. Recogidas en la sierra de Onil.
  • Muestras de fósiles. Para poder conocer el ambiente y la edad del estrato.
  • Bandeja. Para colocar las rocas.
  • Guantes. Porque vamos a utilizar el HCl, el cual es bastante peligroso.
  • Cámara de fotos del móvil. Con ella tomamos fotos de las muestras, tanto en campo como en laboratorio.
  • Guías de fósiles. Se utilizaron para la determinación de los fósiles que encontramos.

La METODOLOGÍA ha consistido en:

Primero, realizamos una excursión por la sierra de Onil, a modo de transecto, con el fin de localizar y tomar muestras de diferentes tipos de rocas y fósiles.

La recolección de las muestras se realizó donde los estratos se distinguían perfectamente, y no de rocas sueltas, con el fin de evitar contaminaciones de rocas de otros lugares como muros de bancales o materiales de construcción diseminados por el campo. Tomamos muestras de rocas de 10 lugares diferentes, además de fotografías del lugar donde las encontramos.

Una vez de vuelta en el instituto, realizamos varias pruebas con las rocas con el fin de saber de qué tipo eran y poder determinar el tipo de fósil que contenía, si los tuviera.

1. Determinación del tipo de roca. Según la bibliografía consultada, la mayor parte de las rocas de la zona deberían de ser rocas calcáreas, formadas por carbonato cálcico, si bien podrían aparecer otras como nódulos de sílex y afloramientos de yeso. De este último, sabemos por la gente del pueblo que antiguamente había canteras de algeps (yeso en valenciano), por lo que debería de ser sencillo encontrar alguna rocas de este tipo. Por tanto usamos diferentes métodos para su determinación en este orden:

A. Sobre cada muestra echamos unas gotas de ácido clorhídrico para ver si reacciona (si salen burbujas). En caso afirmativo, se trataría de una roca de composición calcárea. En caso negativo pasaría a los siguientes pasos. Las rocas se lavaban posteriormente con abundante agua para eliminar todo rastro de ácido.

Efervescencia sobre una de las rocas calcáreas:


B. Rayamos con la uña. Si la roca se raya se tratará de yeso. Además, notamos que la raya, independientemente del color de la muestra (que puede ser translúcida o rojiza), es siempre blanca, carácter determinante de este mineral. Si no se puede rayar con la uña pasamos al último paso.

Raya típica blanca producida sobre el yeso tras rayarlo con la uña:


C. Intentamos rayar un frasco de vidrio con la roca. Si se raya, la roca será sílex. Este tipo de roca presenta, además, un brillo nacarado característico.

Raya de una roca de sílex sobre frasco de vidrio:


2. Determinación de los fósiles encontrados. Separaremos las rocas que tienen fósiles, las limpiaremos del exceso de tierra y las humedecemos para poder ver mejor los fósiles, especialmente los más pequeños. Para estos últimos usamos la lupa binocular. Utilizamos libros de texto y guías digitales para su determinación. Todas las rocas que tenían fósiles eran calcáreas.

Una de las rocas con fósiles encontrada en el campo:
 

Resultados

Recolectamos varias muestras de un total de 10 lugares diferentes para estudiarlas en el laboratorio. Tuvimos cuidado de recolectarlas directamente de los estratos, evitando así recoger rocas sueltas o de muros. Tomamos, además, varias fotografías de rocas más grandes que encontramos y que por su tamaño o delicadeza (algunas presentaban muchos fósiles) no las pudimos transportar al laboratorio. En uno de los estratos, hubo la casualidad de que lo encontramos prácticamente formado en su totalidad de fósiles que además se desprendían fácilmente, por lo que pudimos llevarnos varios fragmentos al laboratorio.

Tipos de rocas

El 80% (8 de los 10 lugares recolectados) de las rocas que reaccionaron con el ácido y, por lo tanto son rocas carbonatadas. Una de las muestras (10%) averiguamos que era sílex pues podía rayar el vidrio, que está compuesto también por sílice. Según la escala Mohs, toda roca es capaz de raya a sus iguales y a la roca de dureza inferior a sí misma. El resto, recolectadas en un solo lugar (10% restante) eran yeso, pues se rayaba fácilmente con la uña y su raya era de color blanco, incluso cuando la roca era de color rojizo.

Nódulos de sílex:


Fósiles

En algunas de las rocas calcáreas encontramos fósiles. Los más grandes se intentaron determinar, pero solo podemos decir que son bivalvos marinos (tipo almeja o berberecho), pero no pudimos determinar sus categorías inferiores debido a la gran variedad de estos moluscos que encontramos en las guías consultadas y al mal estado de las muestras, con los fósiles más grandes muy fragmentados.

Roca con fósiles de bivalvos marinos:


Los fósiles más pequeños los observamos a la lupa. Á diferencia de los fósiles anteriores, pudimos determinar fácilmente que se trataban de Nummulites.

Los Nummulites son unos fósiles guía que vivieron en el Paleógeno, en concreto entre las épocas Eoceno y Mioceno. Son un género extinto de foraminíferos que han llegado bien preservados hasta nuestros días porque tenían un caparazón calcáreo que es bastante resistente. Además, presentan de un tamaño macroscópico, por lo que es fácil de recolectarlos en el campo.

Fotografías de Nummulites obtenidas a través de la lupa:





Conclusiones

La mayor parte de las muestras tomadas tienen una composición calcárea con presencia, en algunas de ellas, de fósiles marinos. Por tanto, podemos afirmar que la sierra de Onil no ha estado siempre ahí, sino que en el pasado estaba bajo del mar, donde se originó. Posteriormente, las plataformas continentales se elevarían gracias a los esfuerzos tectónicos de la orogenia alpina hasta alcanzar los más de 1000 metros de altura que tiene en la actualidad.

Los Nummulites son unos buenos fósiles guía, ya que vivieron en los mares cálidos de hace entre 66 y 34 millones de años. Así, podemos concluir que nuestra sierra tiene una edad comprendida entre los 34 y 66 millones de años y que, posteriormente a estas fechas, se elevó en el proceso orogénico conocido como orogenia Alpina, que formó también otras montañas como los Pirineos o los Alpes. La erosión posterior la ha ido moldeando hasta tomar la forma actual.

Los otros depósitos de rocas menos abundantes serían originados bien por procesos posteriores, como es el caso del sílex, el cual es frecuente encontrarlo en acumulaciones entre las formaciones calcáreas, bien por rocas heredadas de periodos anteriores, como en el caso de los yesos.

Nuestros resultados confirman lo que se ha comentado en apartados anteriores, es decir, que la provincia de Alicante se formó durante la orogenia alpina, resultado de la colisión entre las placas Africana y Euroasiática. En la actualidad ambas placas se aproximan a una velocidad de entre 4 y 5 mm/año. De esta manera, el relieve actual de la provincia de Alicante, está estrechamente ligado a los acontecimientos geológicos que han ocurrido en los últimos millones de años, especialmente los acaecidos desde el Mioceno Superior hasta la actualidad.

Análisis ulteriores

Hemos demostrado que la gran mayoría de rocas que forman la sierra de Onil son rocas calizas (o calcáreas). La caliza es una roca sedimentaria compuesta mayoritariamente por carbonato de calcio (CaCO3), generalmente en forma del mineral calcita, aunque frecuentemente presenta trazas de magnesita (MgCO3) y otros carbonatos. Las calizas se forman actualmente en los mares cálidos y poco profundos de las regiones tropicales, entre los tópicos de Cáncer y Capricornio.

De esta manera, se nos plantea una nueva pregunta: si bien los lugares donde se forman actualmente las rocas calizas se encuentran en los mares cálidos, como ya hemos explicado, cuándo se formaron las rocas de la sierra de Onil, ¿la Península Ibérica se encontraba en los trópicos y posteriormente se movió hacia latitudes mayores, o bien la zona cálida en el Paleógeno abarcaba latitudes mayores que los trópicos actuales?

Aunque esto daría pie a una investigación posterior, haciendo una rápida revisión en la bibliografía sobre el tema vemos que, por un lado, la Península Ibérica ha variado poco su latitud desde que la última Pangea se fragmentó hace más de 200 millones de años. Por otro lado, sabemos que la temperatura de la Tierra ha sido mayor que la actual en el pasado, llegando los bosques tropicales a latitudes mayores de 40º (superando la latitud actual de la Península). En concreto, durante el Paleógeno la temperatura media de la Tierra era muy superior a la actual. Así, de entrada, podríamos deducir que la presencia de estos fósiles tropicales sería debido a una mayor temperatura de la Tierra en el momento de la formación de la Sierra de Onil. No obstante, deberíamos de buscar nuevos indicios que corroboraran esta nueva hipótesis.

Conclusión final

Personalmente, haber hecho esta investigación ha sido una experiencia increíble. Trabajar juntas, con una persona que ama lo que hace y así nos lo transmite día tras día. Además, ha sido muy interesante averiguar el origen de nuestra sierra, sobre la cual hemos crecido. Jamás nos hubiéramos imaginado que un lugar así estaba cubierto por el mar hace millones de años. Ahora queremos ir más allá, y averiguar nuevas cosas, por ello seguiremos trabajando día a día para conseguirlo.